Cuando hablamos de que traemos energía 100% verde y limpia, la energía eólica es la más ha crecido de las renovables. El Sol, el agua y el viente son las fuentes de energía que más aprovechamos. Seguro que te acuerdas de Don Quijote y la frase «no son molinos mi señor, son gigantes» cuando ves un parque eólico.
Estos parques eólicos aprovechan la geografía española más elevada y con corrientes de aire para mover sus aspas tan pesadas. ¡Algunos de ellos se pueden hasta instalar en el mar! Hoy vamos a contarte cómo funcionan los parques eólicos, así que sigue leyendo…
Pues es ni más ni menos que la energía que genera el viento. Una energía que no realiza emisiones de CO2, representando una alternativa renovable, limpia y natural. Por eso, es la energía más demandada en los últimos años en cualquier plan económico y político que se denomine ‘verde’. Especialmente, los que luchan contra el calentamiento global.
Cuando la energía eólica se distribuye por nuestro país, se agrupa en los llamados «parques eólicos terrestres». Un parque eólico es un conjunto de aerogeneradores de viento, colocados en sitios estratégicos. ¿Cómo saben dónde colocarlos? Gracias a los datos que se han ido recogiendo con los años sobre dónde se producen grandes cantidades de viento. De esta manera, se aseguran la inversión de construir un parque de estos gigantes.
Hoy en día, la energía eólica es mucho más barata de producir que el carbón o las centras nucleares por muy modernas que sean.
Una instalación de un parque eólico se divide en dos partes: los aerogeneradores (molinos) y la subestación (almacén de energía). Es decir, una parte se ocupa de transformar el viento (energía cinética) en energía eléctrica, y la otra en distribuirla. En esta última parte hay multitud de elementos como baterías, transformadores…etc.
El dato que mide la calidad de un aerogenerador es su eficiencia. Tiene que ofrecer un rendimiento rentable a lo largo de toda la instalación. No deja de basarse en el concepto de un molino de viento tradicional. Un aerogenerador se alimenta de vientos con velocidades de entre 3 y 4 kilómetros por segundo.
Es la parte encargada de generar potencia, llegando incluso a los 15 m/s. Si supera esta velocidad, la aeroturbina se apagará para evitar daños en la instalación. El ejemplo más común es cuando hay tormentas, que los vientos alcanzan los 25 m/s.
La corriente que circula por el aerogenerador (generada por la aeroturbina) llega a la subestación. Esos 690 voltios se encuentran con un transformador que cambia su voltaje para que sea igual que el de la red eléctrica (intensidad 20-132 kilovoltios).
A partir de aquí, toda esa energía se envía a través de la línea de transporte para que la puedas consumir en casa.
Como te hemos adelantado al principio del blog, estas grandes instalaciones no pueden construirse en cualquier parte. Se realiza un estudio energético de su potencial, analizando el comportamiento del aire en los últimos años.
Uno de los requisitos es que la zona donde se instale el parque eólico deba ser una zona aislada, sin población. ¿Por qué? Por todo el ruido que generan y el impacto medioambiental que tiene en la zona. La geografía del lugar tiene que permitir que los operarios accedan para mantener la instalación y revisar su actividad.